En 1957, Tánger es ya una flor enferma. La colonia extranjera ve con desconfianza el final de los privilegios de la zona internacional, y se resiste a abandonar su vida libre. Mientras William Burroughs remata el Almuerzo salvaje en su habitación del Hotel Muniria, los Bowles se acuestan con sus sirvientes marroquís, a sabiendas de que estos los esquilman. Barbara Huttton festeja su enésimo divorcio en Dar Hosni, su casa de la casba. Francis Bacon va todas las noches a escuchar a su amante, que toca el piano en el Dean’s bar. Carmen Aribau, primera ganadora del Planeta, llega a Tánger para separarse de su marido. Pero al mismo tiempo, ocurren otras cosas: una niña bien crece y se enamora, un niño pobre espía a una mujer desnuda, un hombre de veinte años jura aprender a leer y lo consigue. Varios adolescentes se pasean por los prostíbulos, juegan a la ruleta rusa y se disfrazan de mujer. Los generales y los extraperlistas fuman hachís en los bares y discuten. Burroughs escribe, Bowles escribe, todos escriben. Sólo Jane y Carmen no pueden escribir, algo no las deja, se dedican entonces a coquetear con la noche y con la muerte.
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