Al final de la calle Embrollo hay un colegio. El colegio parece normal, pero no lo es. Porque en este colegio ningún día acaba como se espera. Aquí los ratones vuelan y la biblioteca se traga a los alumnos. Las papeleras se convierten en monstruos de basura y el patio se transforma en la selva si hace falta.
Adrián ha descubierto un agujerito junto a su pupitre y ha empezado a meter dentro todos los papeles que han caído en sus manos. No es consciente de lo que está a punto de provocar en el colegio.
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