A Santiago, cuando era ni帽o, le gustaba dibujar en la arena de la playa, pero todos los d铆as ten铆a que ver c贸mo el mar borraba su trabajo. Pens贸 que, alg煤n d铆a, conseguir铆a hacer algo que las olas no pudiesen destruir. Cuando se hizo mayor, se fue a ver mundo y lleg贸 hasta un lejano lugar donde se constru铆a un castillo. Y empez贸 a trabajar en aquella obra sin tan siquiera presentir lo que el destino le deparaba.
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