¿Por qué, poco después de la Revolución Francesa, unos jóvenes pintores deciden usar togas griegas y más tarde se retiran a un monasterio ruinoso? ¿Qué hace que unos artistas prusianos casi adolescentes se dejen crecer el cabello, lleven largas túnicas
e intenten vivir como monjes medievales? ¿O que otros jóvenes creadores en Inglaterra funden una llamada “Hermandad
Prerrafaelita”? ¿Y que un grupo de amigas se unan como Hermanas en el Arte o “Sisters in Art”? ¿Por qué William Morris quiere convertirse en una suerte de artesano y termina siendo un pionero del socialismo? ¿Cómo se unen en un proyecto artístico colectivo la espiritualidad, la amistad, el género, el deseo sexual y las ideas políticas? ¿De qué modos puede el arte cambiar la vida de los que lo practican, más allá de constituir una ocupación? ¿Es ese el sentido de los colectivos de creadores? “Amigos, disfraces y comunas” quiere responder estas preguntas, mediante el estudio del primer tipo de colectivismo artístico moderno, que sienta las bases para los colectivos artísticos de los siglos XX y XXI: son las llamadas hermandades de artistas, grupos cuya práctica ambiciona unir el proyecto vital y el creativo, ensayando otras formas de entender los afectos y la identidad como algo compartido. Trazando la historia de “Méditateurs”, Nazarenos, Prerrafaelitas y miembros del movimiento “Arts and Crafts”, este libro estudia las prácticas colectivistas de dichos grupos entendiéndolas como una forma de autoescenificación que da vida a visiones estéticas y sociales. De este modo, contribuye a una genealogía anterior a los siglos XX y XXI de la “performance”.
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