Al comienzo de esta novela hace referencia Galdós en tono burlesco a una relación amistosa entre él y el protagonista Máximo Manso. Galdós cede a Manso la responsabilidad de narrar, y éste reprocha a Galdós su fea costumbre de escribir novelas. Manso, dueño de la narración, hace uso del humor y la ironía, haciendo cómplice al lector.
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