Sin adscribirse a ninguna tendencia y sin dejarse encasillar en ninguna escuela ni corriente, la obra de Boris Vian (1920-1959) puede resultar huidiza a la vez que cargada de una honda angustia vital, la angustia del tiempo destructor, del deterioro, de la muerte, a través de un universo insólito, descabellado y fascinante.
Para el escritor Raymond Queneau, gran amigo de Boris Vian, “La espuma de los días” es “la más desgarradora de todas las historias de amor contemporáneas”. Casi veinte años después de la muerte de su autor se convirtió en uno de los “best-sellers” de la literatura francesa. El tono festivo, la fantasía de los juegos verbales, la creación de un universo fantástico e insólito son los instrumentos que relatan en un tono agridulce una tragedia de la más depurada sencillez, un drama en el que los personajes son víctimas inocentes de la más despiadada y ciega fatalidad.
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