En “Un Río, un Amor” domina un profundo sentimiento de desengaño ante lo que aparenta ser una experiencia erótica desastrosa. En “Los Placeres Prohibidos”, la amargura de la experiencia amorosa fracasada se transforma en una actitud más elegiaca. La temática de ambos libros es sumamente romántica: la expresión del individuo aislado acosado por sus propias emociones violentadas en un mundo hostil a sus sueños y deseos, en una realidad vislumbrada, pero inaccesible.
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