Tanto el planteamiento teatral de “Los intereses creados” como el diseño de caracteres han sido manejados con una habilidad nada común. Quizá el mayor acierto de Benavente fue el de dar forma de farsa guiñolesca a su pieza y encuadrarla en la tradición de la “commedia dell’arte”. El acopio de fuentes literarias extranjeras y, sobre todo, españolas ha servido en este caso para crear una obra de carácter universal.
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