En el “Tractatus”, Wittgenstein expone opiniones sobre lógica y filosofía que son intrínsecamente difíciles de captar, expresadas en un estilo notable pero sumamente comprimido. Los comentarios en torno a esta obra son, a menudo, aún más técnicos y sutiles. En esta ya clásica introducción para estudiantes, Mounce explica, sencilla pero íntegramente, las principales doctrinas del “Tractatus”.
El libro abarca todo lo que es de capital importancia, así como muchos detalles incidentales. Por el hecho de estar destinado a estudiantes con un conocimiento sólo elemental de lógica y filosofía, reduce al mínimo el examen de detalles técnicos y expone con claridad aquellos que son indispensables. Todos los temas del “Tractatus” son sistemáticamente estudiados, y un Apéndice de referencias analiza la obra sección por sección.
Después de señalar las ideas centrales del “Tractatus”, Mounce entra en el estudio sistemático del propio texto. Al considerar los detalles de éste, parte de criterios esenciales: por ejemplo, la idea de que las constantes lógicas no representan; también, junto con ésta, la idea de que la lógica pertenece a lo que es mostrado y no a lo que es dicho. Wittgenstein se encamina hacia estas ideas desde varias direcciones, y lo hace con un ingenioso lujo de detalles. Ello proporciona, ciertamente, uno de los deleites del “Tractatus”. Al igual que las obras de los grandes filósofos metafísicos -la “Ética” de Spinoza, por ejemplo-, tiene algo de la belleza de una construcción matemática, empezando por el hecho de que dicho texto de Wittgenstein está diseñado de acuerdo con unsistema de números decimales que el autor ya explica en la primera página.
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