A partir del cuento tradicional de Caperucita Roja, de los hermanos Grimm, Bruno Munari nos cuenta otras versiones. Las caperucitas de este cuento, cada una de un color, presentan grandes diferencias con respecto a Caperucita Roja: son niñas muy espabiladas, que además cuentan con muy buenos y eficaces amigos, así que siempre dejan al lobo con las ganas.
Los distintos colores de las caperucitas juegan un papel importante, creando ambientes diferentes: verde -la naturaleza salvaje del bosque-; amarillo -la ciudad ruidosa-; azul -el mundo marino-; hasta llegar al blanco, en el que la ausencia de color hace desaparecer las ilustraciones y los personajes no llegan ni siquiera a encontrarse.