En el volumen II se edita, con idéntico criterio didáctico, “El ingenioso caballero don Quijote de la Mancha”, segunda parte de la novela cervantina. Si la primera parte, con sus narraciones intercaladas y sus múltiples episodios, rinde culto a la poética renacentista de la variedad, la continuación de la novela resulta más barroca y más pesimista. Y, para hacer valer su probada maestría en el género por él inventado, Cervantes ya se basta consigo mismo, prodigando referencias y alusiones a las dos primeras salidas de don Quijote en la primera parte y anudando ahora en la segunda cuanto había anunciado o sugerido antes, hasta completar su magistral desnudamiento de almas en una asombrosa panorámica de la España de su tiempo.
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