Antonia fue vista por última vez paseando por el Regent’s Park con su perro, un jack russell terrier. Tanto su esposo como su mejor amigo son considerados sospechosos de lo que, cada vez de forma más evidente, parece ser un crimen.
Aún no había transcurrido un año entre este incidente y el momento en el que Trevor Snow, un marchante de arte contemporáneo, un hombre posesivo, celoso y racional en exceso, había traído a Londres desde Capri a su joven esposa, Antonia, una hermosa mujer de fuerte carácter. Durante esos meses, los recién casados formaron supuestamente un armonioso triángulo con el amigo de infancia de Trevor, Dante, un fotógrafo de modelos, heredero de una fortuna en obras de arte, un tanto casanova y un tanto bohemio. Lo que pasó entre ellos, la exploración del misterioso y entreverado destino de Antonia, lo iremos sabiendo en un retroceso paulatino de la narración en el tiempo. Jane Huxley mantiene en Noche de verano,
luna de invierno un ritmo dinámico y vertiginoso, tanto en la elegante prosa como en la intriga que se destila desde las primeras páginas de la novela. La autora, que ha sido considerada por la crítica como una detective de la psique, explora el lado oscuro de las relaciones humanas. Conduce la trama hasta un final sorprendente, demostrando a lo largo del camino, que sigue curvas y recodos espeluznantes, que el misterio más profundo de todos es el de un alma dividida entre el deseo y la lealtad.
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