Si bien al igual que en el resto de novelas que componen el ciclo de los «Viajes extraordinarios» (como «Viaje al centro de la tierra», «De la Tierra a la Luna», «Veinte mil leguas de viaje submarino» o «La isla misteriosa»), el tema de la conquista y dominio de la naturaleza por la sociedad industrial desempeña también un papel central en La vuelta al mundo en ochenta días (1872), esta obra se distingue por un tratamiento humorístico que enlaza con la experiencia juvenil de JULES VERNE (1822-1905) como autor de teatro de bulevar. El irresistible atractivo de sus protagonistas -en especial de Phileas Fogg, hombre cronómetro maniáticamente obsesionado por la puntualidad y la exactitud, y su criado Passepartout, que, atlético y espontáneo, le sirve de contrapunto- contribuye a la eterna juventud de la obra.
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