Publicada en 1921, en un periodo de intensa actividad creativa, “La tía Tula” debe su riqueza e intensidad (como observa José-Carlos Mainer en el prólogo a esta edición) a las contradicciones o a la superposición de los materiales que le dieron origen. A la historia de la mujer que renuncia a una vida propia para hacer el papel de madre de los hijos de una hermana muerta se añaden elementos recurrentes en la obra de Miguel de Unamuno (1864-1936), como la pelea por la fe religiosa, el dilema entre el mérito y el reconocimiento exterior o el histrionismo, la sinceridad de la vida moral y la conciencia del dolor.
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