La reina Juana I de España era la hija de Fernando e Isabel, los Reyes Católicos, y hermana de Catalina de Aragón. Ella fue elegida para casarse con Felipe el Hermoso, un conocido mujeriego e intrigante político, de quien cayó apasionadamente enamorada desde el primer momento. El matrimonio fue apasionado y tempestuoso, pero la temprana muerte de Felipe lo truncó.
A la muerte de su madre, Juana debería haber reinado como Reina de Castilla pero insensiblemente le fue negado el poder y el estado, la mayor parte de su vida la malgastó encarcelada por los tres hombres de su vida: su marido Felipe, su padre Fernando y su hijo Carlos. Ella afrontó esta crueldad con coraje y determinación, su resistencia animada, que injustamente le hace ganar el apodo por el que se le recuerda.
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