Todo lector de las obras más conocidas de Karl Popper está familiarizado con la idea de que la crítica de la inducción y el problema de la demarcación del conocimiento científico con los problemas. El libro Los dos problemas fundamentales de la epistemología (cuyo título remeda deliberadamente el de la clásica obra de Schopenhauer Los dos problemas fundamentales de la ética) es el más propiamente filosófico, en el sentido tradicional de la palabra, de cuantos escribió Popper, y en él se desarrolla la tesis de que la crítica de la inducción y el problema de la marcación son también los dos problemas fundamentales de la filosofía teórica en general. Su intención inicial fue la de ser una crítica filosófica del Tractatus de Wittgenstein y de las doctrinas del positivismo lógico, y corresponde al círculo de problemas investigados por Popper en la primera mitad de los años treinta. Como fruto de estas meditaciones vio la luz primero en 1934, en su versión alemana original, La lógica de la investigación científica, el libro de filosofía de la ciencia que más impacto alcanzó en los últimos decenios y que precisamente tiene su gemelo o contrapunto menos técnico, pero más filosófico, en los dos problemas fundamentales de la epistemología, aparecido por primera vez siendo ya anciano su autor, que lo actualiza con un prólogo en que subraya el carácter moderadamente escéptico de su filosofía.
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