Aunque el escritor cubano Virgilio Piñera gustase de autodefinirse como “teatral”, lo cierto es que fue un excelente “cuentista”. No sólo escribió relatos a lo largo de toda su vida, sino que les confirió un estilo y una singularidad tan característicos que su obra ha pasado a ocupar un lugar preeminente en la nómina del cuento hispanoamericano del siglo XX. Junto con sus extraordinarias piezas teatrales, el género cuento figura de modo central en su universo literario, en el que el autor también cultivó la novela, la poesía, el ensayo, el artículo periodístico, la crítica de arte y la autobiografía, además de ser un excelente traductor y un notable “maestro” de escritores. En Cuba, toda la generación inmediatamente posterior a Piñera recibió su legado.
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