En esta obra se recogen treinta y siete biografías de personajes históricos, de los cuales se exponen las enseñanzas que pueden aportar como líderes en su campo de actuación. La mayoría de ellos fueron reyes, emperadores, presidentes, políticos, militares y personajes del ámbito científico, artístico y empresarial. Todos ellos han demostrado su capacidad para conseguir que personas dispersas se aglutinasen en torno a intereses comunes. Tenían autoridad y mostraron equilibrio en el uso del poder. Disfrutaban de una gran capacidad de comunicación y, por supuesto, poseían conocimiento y sabiduría, adquiridos ambos con esfuerzo. Sabían también comprender el entorno, analizar a sus rivales y competidores, prever a largo plazo y formar parte de una organización. El autor, con este paralelismo que establece en el libro entre los personajes empresarios y los no empresarios, pone de manifiesto que en ambos casos se dan las cualidades necesarias para ser un buen líder empresarial.
Los personajes históricos que ha elegido el autor encarnan las características más positivas de la empresa familiar y ha considerado, asimismo, que las vidas de esos personajes representan las ventajas competitivas que se atribuyen a las empresas familiares y que se resumen en la armonía (unidad de intereses, de autoridad, confianza, comunicación, compenetración y flexibilidad) y el compromiso (entrega a un ideal, sacrificio personal, exigencia de lo mejor y pensamiento a largo plazo). Sin embargo, ninguno de ellos, al menos de forma predominante, se dedicó a la actividad empresarial.
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