“Invitación a la poesía” podría ser también el título de este libro en el que se afirma, de entrada, que todos nacemos con predisposiciones poéticas. Negarlo sería decir que nacemos sin sentidos, sin sentimientos, sin razón, sin aspiraciones, sin sueños. La poesía no es otra cosa que la respuesta emocionada de nuestro ser a los estímulos de la bondad, la verdad y la belleza del mundo. Los poetas son los maestros más indicados para enseñarnos los recorridos de la poesía y algunos de sus encuentros (con el amor, el tiempo, la memoria, la muerte, la música, la escritura, la lectura). Con su frecuentación, y con los sentidos, la mente y el corazón abiertos al arte y a la vida en todas sus manifestaciones, aprenderemos a conocer más y mejor el mundo y a nosotros mismos; en definitiva, a vivir con mayor plenitud y gozo la existencia que nos ha sido dada gratuitamente. Tres milenios de poesía lo confirman.
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