Hablar de valores es interesarse por la relaci贸n del sujeto con el mundo: el mundo objetivo (los objetos materiales), el mundo social (el otro, la realidad humana) y el mundo subjetivo e inmaterial (la conciencia: el c贸mo percibo el universo de valores en el que vivo). Indica nuevos “modos de sentir”, con su reverso, lo que he llamado el “sin sentir”.
El cine actual exacerba estas mutaciones porque da cabida a todos los imaginarios, abre la puerta a los deseos, hasta a veces los m谩s inconfesables, es a menudo un instrumento de cuestionamiento y refleja una profunda crisis de valores: el “presentismo” (el volcarse en el inmediato presente), el miedo al futuro que se traduce en visiones postapocal铆pticas, el redescubrimiento del cuerpo y su exploraci贸n extrema, los cambios en lo que respecta a la pareja, el “neo-existencialismo” que se manifiesta mediante estados de supervivencia, resistencia pasiva, crisis de los treinta, la revisi贸n de valores y mitos colectivos que sirvieron de cimiento del sue帽o americano, la asunci贸n del horror como parte de la realidad humana y nuevo territorio identitario, los juegos con la verdad (lo que fundamenta los valores).
Esta crisis refleja una “volatilizaci贸n” de los valores (que sean m谩s cuestionables, relativos y mutables), en especial dentro de lo que he llamado el cine posmoderno, que surge en las dos 煤ltimas d茅cadas: un cine m谩s all谩 del “buen decir” (lo pol铆ticamente correcto) y del “bien mostrar” (lo est茅ticamente correcto).
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