Entre la pléyade de cronistas de Indias, soldados de fortuna, predicadores, literatos de fuste o funcionarios al servicio del Estado o de los nobles, la figura de Fernández de Oviedo se destaca de forma inequívoca: es el único cronista que describe el Nuevo Mundo con una mirada científica y que narra los hechos con un nítido espíritu de historiador. Es, sobre todo, un humanista del Renacimiento con un sólido bagaje cultural y científico. Un científico social que está atento a la descripción de las costumbres y usos de los diferentes moradores del Nuevo Mundo, animales, hombres y plantas, y un científico naturalista que trata de encontrar explicaciones racionales a los hechos que observa y que aplica también su formación y conocimientos para obtener pingües beneficios de la explotación de la agricultura, ganadería y minería. Las minuciosas notas que el cronista guardaba en Santo Domingo para su futura y casi inmediata “Historia General y Natural de las Indias” son el germen del “Sumario”, un texto que procede de la memoria personal de Oviedo y que tiene el particular encanto de ajustarse a una especie de relato oral. La excelente memoria de Oviedo le permite construir un ameno muestrario de lo que son las tierras, la fauna, la flora y las costumbres y peculiaridades de los indígenas, pensando en su narratario, el César Carlos. El contenido, científicamente apasionante, está escrito en un estilo periodístico y vivaz.
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