Cuando Henry Fielding publica «Jonathan Wild» en 1743, el autor era ya uno de los hombres de letras más reconocidos, admirados, odiados y polémicos de su tiempo, a pesar de que su carrera como novelista había comenzado tan sólo dos años antes. La posterior publicación de «Tom Jones», su obra maestra, consolidó a Fielding como uno de los grandes autores de prosa de ficción de su época, convirtiéndole en uno de los padres de la novela inglesa del XVIII y de la novela realista europea.
El Fielding vividor y optimista que escribió en sus novelas cantos llenos de perspicacia e inteligencia a la alegría de vivir, con una franqueza sexual tachada frecuentemente de inmoral, muestra en «Jonathan Wild» su vena más cínica, pesimista e irónica sobre la naturaleza humana. Su mensaje final resuena, desgraciadamente, lleno de vigente actualidad: la satisfacción de ser “grande” no emana de los resultados materiales de dicha grandeza, sino del mero orgullo de saberse superior o distinto a los demás.
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