François-Marie Arouet, Voltaire (1694-1778), abandonó el nombre de su padre al estrenar su primera tragedia, Edipo, en 1719. Fue entonces cuando comenzó a construir lentamente un nombre que fue el que muchos, durante su vida, dieron al siglo xviii: el siglo de Voltaire. Éste, exiliado perpetuo, instauró un lugar central para su marginalidad mientras escribía una cincuentena de tragedias, otros tantos cuentos, un par de novelas, estudios históricos que crearon una nueva forma de hacer historia, y textos filosóficos que lo convirtieron en el portavoz por excelencia de la Razón ilustrada. Y, sobre todo, definió una nueva forma de estar e intervenir en el mundo: la del «intelectual» en su acepción moderna.
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