Enrique Javier de Lara es un madrileño de nación de la quinta del 57. Una buena parte de su familia siempre ha estado vinculada al arte en sus distintas manifestaciones, como él mismo, aunque haya preferido el anonimato y el secretismo hasta ahora, que ha ganado el Felipe Trigo que el lector tiene entre sus manos.
Este hecho no es óbice para que en el futuro inmediato se hagan públicas algunas de sus obras secretadas.
Frecuenta el relato, la novela y la poesía; y su voz ya suena tonante en la república de las letras.
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