Arthur Conan Doyle (1859-1930) comenzó su actividad literaria como un entretenimiento, sin sospechar que esta afición se convertiría en su principal fuente de ingresos. Si bien fue el personaje de Sherlock Holmes el que le deparó mayor popularidad, fue autor de muchas otras novelas y relatos acerca de los más variados asuntos y ambientes, entre los que destaca, sin duda, “El mundo perdido” (BT 8037).
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