Como poeta, no le interesó la Grecia moderna, sino la del Oriente helenístico a través de los relatos de los cronistas e historiadores antiguos. Este espejo o reflejo histórico le sirvió para expresar su visión del amor y el erotismo, la soledad y, en definitiva, su experiencia vital e intelectual, una visión irónica y a la vez humana impregnada de escepticismo y de la angustia por la fugacidad de la vida. Gracias a las numerosas traducciones de su obra al castellano, es uno de los poetas europeos con mayor eco en la poesía española de las últimas décadas.
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