“Las mujeres de las que me he enamorado tenían algo en común: el sentido del humor. Todas se reían de mí.” Así comienzan las memorias del protagonista de esta novela, que transcurre en una España corrupta, pobre y criminal, sospechosamente parecida a la nuestra. Marcos Lapiedra, un detective mujeriego y aficionado al ajedrez, elige a un escritor de novela policíaca como aprendiz y sucesor. A lo largo de su formación, el alumno se enfrentará a multitud de casos esperpénticos y verá cómo el maestro llega al límite de sus fuerzas. Entonces, tendrá que resolver en solitario el caso más endiablado: detener a un estrangulador de mujeres que pasea por el barrio de los prostíbulos.
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