Los miembros de la familia Otis, protagonista de este libro, no creían en los fantasmas, pero al mudarse a la vieja mansión de Canterville, acabaron admitiendo que el ser pálido y huesudo que los despertaba por las noches con el ruido de sus cadenas no podía ser más que un fantasma. Sin embargo, este no es un libro de terror, sino una historia divertida y tierna que un gran autor, Oscar Wilde, escribió en el siglo XIX y que los autores, Concha López Narváez y Rafael Salmerón López, han adaptado para que el público infantil pueda leerla y disfrutarla sin dificultades.
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