Tal vez porque esté inspirada en no poca medida en experiencias propias, “David Copperfield” era, como confesó el propio Charles Dickens, la novela favorita de entre las suyas. Sin embargo, desde entonces millones de lectores entusiastas en todas las lenguas así lo han refrendado. Y es que en esta afortunada novela Dickens consiguió como en pocas mezclar las dosis justas de melodrama y comicidad, de crueldad y ternura, a través de una amplia e inolvidable galería de personajes entre los que destacan, aparte del propio David, su bondadosa y vehemente tía Betsey Trotwood, el amable señor Micawber, siempre sin blanca, y el pérfido y disimulador Uriah Heep.
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