El tratado de Catón sobre la agricultura aborda la educación integral del buen ciudadano. Para ello se describen los valores personales y sociales que conforman al “buen agricultor”, se reseñan las principales ceremonias religiosas que el propietario de la granja ha de cumplir si quiere contar con la tutela de los dioses, y se dan a conocer numerosas y detalladas indicaciones agrarias. Todo está registrado en el tratado de Catón: la elección del fundo, los tipos de cultivo, la variedades de plantaciones, las técnicas y los tiempos más apropiados para acometer cada una de las actividades agrícolas; el cuidado del ganado, la ordenación del trabajo, la vigilancia de los trabajadores del campo, y otras muchas indicaciones de carácter económico y jurídico que da Catón al propietario del fundo para que el ejercicio de la agricultura sea una actividad rentable. En el Estudio Preliminar se aborda con el correspondiente aparato crítico cada una de las “leges” o instrucciones de contratación, especialmente las relativas al arrendamiento de obra y de servicios, y a la venta de los productos de la granja. Se analizan minuciosamente las principales novedades en materia de garantía de las obligaciones.
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