Ética y Política están hoy necesitadas de profunda reflexión y extenso estudio. Ni a lo largo del pensamiento, ni de la historia se han articulado siempre de igual manera. De ahí la importancia del presente trabajo, que, de una parte, quiere evitar lecturas superficiales de los problemas que acompañan a las relaciones entre la ética y la política y, de otra parte, señalar posibles soluciones. Se ha investigado el significado de esas dos ciencias del saber práctico desde la perspectiva filosófica, jurídica, empresarial, comunicativa, histórica y pedagógica.
La separación que se establece entre ética y política, un poco antes de la modernidad temprana, ha dado lugar a importantes quiebras de sentido y crisis de confianza societaria. Hoy en día asistimos a un escepticismo generalizado en torno a la política. Al mismo tiempo pareciera que el relativismo moral se extiende por todo el globo terráqueo y que pocos creen que haya una ley moral universal. Todo ello -sazonado con los episodios de corrupción política que sacuden el espacio público- hace pensar que efectivamente el poder corrompe y que dedicarse a la política obliga a pensar que el fin justifica los medios, de modo que no parece claro que los valores éticos puedan limitar, ni servir de fundamento a la acción de gobierno en orden al bien común y la paz societaria, tareas esenciales de todo buen gobernante, pero que parecen supeditarse hoy por hoy a los intereses particulares de quienes tienen el poder. El presente trabajo pretende mostrar una visión no escéptica, sino alentadora tanto de la noble tarea política como de la conducta ética.
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