A Miguel, sus padres ya le dejan ir solo al colegio en el autobús. También ha adquirido la costumbre y la destreza para viajar en el autobús urbano al mismo tiempo que escribe. Ahí es donde va creando un curioso diario con todo lo que pasa por su cabeza, sucesos cotidianos, historias colegiales, sueños y pensamientos. Al final, lo que queda en el diario es un retrato muy aproximado de un muchacho de nuestros días. Cada capítulo llevará el nombre de una parada de autobús, constituyendo también para el lector un libro especialmente indicado para leer por entregas entre parada y parada.
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