Jornalero de las letras, conocedor crítico de la prensa de la época, teórico y práctico del periodismo, Clarín, al alcanzar su madurez como intelectual y como artista, proyectó su ética y su estética, su voluntad creadora, por el camino de las novelas cortas y de los cuentos largos. Así, “Doña Berta. Cuervo. Superchería” no son tan solo relatos ejemplares de sus hondas querencias intelectuales y artísticas, son también “conquistas razonables” de su estatuto de escritor en el fin de siglo. Esta ubicación de Alas responde a las coordenadas del “campo literario” de la “nouvelle” europea de finales del siglo XIX, y sus novelas cortas serían así explicables en parecido contexto a las de Maupassant o Chéjov.
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