Una historia tierna y divertida sobre lo extraordinario del amor cotidiano, que nos inspira a ayudar, a comunicarnos… ¡y que nunca se acaba!:
«Se te pueden acabar las galletas, o la leche, o los calcetines limpios… Se te puede acabar el dinero, las ideas, la energía…, pero el amor nunca, nunca se acaba».
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