«Esta es la historia más triste que jamás he oído…», comienza a contarnos al principio de “El buen soldado” John Dowell, uno de sus protagonistas. Y en un tono calmo nos relata su situación y sus antecedentes, así como los de su mujer Florence y los del matrimonio Ashburnham (Edward y Leonora), con el cual coinciden cada año por razones de salud en el balneario de Nauheim en Alemania. Sin embargo, este inicio algo anodino que parece prometer sólo la historia de dos parejas tan distinguidas como vulgares es sólo el pórtico a una de las más irresistibles y deslumbrantes novelas que se han escrito sobre el engaño y la mentira, los celos, el control, las infidelidades y los amores no consumados, la decadencia, el egoísmo y la destrucción.
Traducción de José Luis López Muñoz