A Kika y Dani les toca limpiar y ordenar sus cuartos, ¡pero eso es taaaan aburrido…! Dani recuerda el cuento de unos duendecillos supertrabajadores que por las noches se ocupan de todas las tareas de los humanos, y Kika decide llamar a algunos por arte de magia. El problema es que en su casa no aparecen esos duendecillos, sino unos parientes suyos muy especiales…: ¡los murzos!
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