Obra que alcanzó enorme difusión durante la Edad Media, “El Libro de la Rosa” resulta de la articulación de dos autores muy distintos y de diferentes generaciones. Si, influido aún por los últimos coletazos del amor cortés, Guillaume de Lorris escribió sus 4.000 primeros versos con la intención de hacer un arte amatoria de carácter alegórico, dejando la obra inacabada aunque prácticamente sólo a falta de broche, Jean de Meun (h. 1245-1305), estoico, hedonista y neoplatónico, poseedor de unos conocimientos amplísimos y miembro de una sociedad en crisis, no sólo le aportó cuarenta años más tarde este broche, como ya antes lo habían hecho muchos otros, sino que en sus 18.000 versos adicionales levantó a partir de este origen un “espejo de enamorados” reelaborando su inspiración primera desde innumerables puntos de vista y dotándola así de nuevas y variadas facetas. Esa multiplicidad a menudo revestida de ironía y cinismo abre la obra a muchos más terrenos e intereses y hace de ella en cierto modo un compendio de saberes que a la postre dio a la obra su vasta fama, haciéndola objeto de abreviaciones, traducciones y todo tipo de empleos.
Edición de Carlos Alvar y Julián Muela