En el año 1515 poco antes de la muerte de Fernando el Católico, Roma vivía el comienzo del Renacimiento. Rafael decoraba las estancias del nuevo edificio destinado a convertirse
en el centro del mundo cristiano. Representó al rey Fernando en la sala del Incendio del Borgo flanqueado por dos cariátides y vestido con los atributos de los emperadores romanos bajo la leyenda Ferdinandus Rex Catholicus, Christiani Imperii Propagator
(Fernando Rey Católico, Conquistador del Imperio Cristiano). La frase es un exacto y completo resumen toda una vida y de un proyecto histórico, político, social e individual,
que entroncó perfectamente con la trayectoria de España, restaurando y estabilizando el Imperio Cristiano. El artífice de esta estructura política fue Fernando el Católico, en la etapa
postrera de su vida había alcanzado el cenit de su prestigio y se había convertido en el espejo donde se miraban y se mirarían monarcas, príncipes, caballeros e intelectuales europeos durante mucho tiempo.
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