Siempre que hay mediación tecnológica solo existe, en términos de relato audiovisual, la parte de realidad que puede ser captada con los medios disponibles. La técnica determina también qué entendemos por realidad y qué realidad puede ser documentada y mostrada.
La realidad es muda o bien habla demasiado, pero no sobre lo verdaderamente relevante. Hay que sacarle las palabras a la fuerza. No nos referimos solo a plantear las preguntas adecuadas a las personas adecuadas, que normalmente no tienen el más mínimo interés en desvelar información sensible. A la realidad se le hace hablar también mediante la edición y la narración, por no referirnos a la propia lógica de un dispositivo tecnológico culturalmente condicionado. A este ensamblaje de fragmentos lo denominaba Abraham Moles “creatividad”. Por eso el escocés John Grierson, uno de los primeros y más influyentes documentalistas de la historia del cine, definía el documental como el tratamiento creativo de la realidad.
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