Madrid, junio de 1941. Francia y España firman un acuerdo relativo a un intercambio de archivos y obras de arte de gran valor, entre los que figura un Murillo (“La Inmaculada Concepción”), un Velázquez, un Greco y la célebre “Dama de Elche”. Esta negociación, fruto de largos y difíciles acuerdos iniciados por lo menos un año antes, entre los gobiernos de Pétain y Franco, se presentó como una muestra de la amistad franco-española. En realidad, se inscribe en una verdadera tensión de fuerzas entre dos posturas opuestas. Para Francia, se trata de asegurar la neutralidad de España e impedir su acercamiento a la Alemania nazi. Por el otro lado, España busca resolver un antiguo contencioso con su vecina y afianzarse como una nación fuerte.
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