Ignacio Manuel Altamirano es, por su obra y su labor magistral, uno de los padres fundadores de la literatura mexicana. Además, su condición de indio puro, su actuación militar contra la invasión francesa y su ideología liberal le convirtieron en héroe patrio y en símbolo de la nación durante el proceso de construcción de la identidad nacional. Su literatura y sus esfuerzos políticos y didácticos contribuyeron también a forjar una conciencia nacional. “El Zarco” lo hizo en el contexto del Porfiriato, en el que la novela de bandidos se había convertido en parte del esfuerzo estatal por cambiar la imagen nacional. Oponiéndose a la tradición del bandido romántico, “El Zarco” presenta una imagen odiosa de los forajidos, contradice las idealizaciones de la literatura extranjera y propone un nuevo tipo de héroe: indios y mestizos humildes pero trabajadores que encuentran un camino para integrarse en la nueva nación. Además, “El Zarco” muestra hasta qué punto Altamirano se sintió incómodo con las medidas expeditivas que presidentes como Juárez y Porfirio Díaz emplearon para acabar con el bandidaje. Estamos, en suma, ante una novela de bandidos y ante una obra clave de la literatura mexicana del siglo XIX.
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