“Enuma elish” es una hermosa composición poética y muy elaborada cuya finalidad es exaltar al dios Marduk como divinidad preeminente del panteón babilonio, tras haber derrotado a la diosa Tiamat y haber liberado a los dioses del sometimiento a la diosa. Marduk, tras su victoria, es descrito como el organizador del universo e inspirador de la creación del ser humano, teniendo a Babilonia como centro de ese universo.
Es muy posible que el poema fuese el producto de una Babilonia nacionalista en tiempos de Nabucodonosor I (1125-1103 a.C.). Muchos estudiosos vieron en él un canto dirigido a justificar un poder único y absoluto a partir de una asamblea de iguales arraigada desde tiempos antiguos. Esta obra ejerció una decisiva influencia tanto en la Biblia como en las teogonías y cosmogonías occidentales que articularon sus relatos apoyados en la mitología mesopotámica, contrayendo de este modo con ella una deuda tan impagable como hoy día desconocida.
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