El presente volumen pretende hacer accesible al lector contemporáneo las propuestas éticas de los estoicos antiguos, siguiendo la reconstrucción de los fundadores de la escuela del Pórtico que elaboran Ario Dídimo, Diógenes Laercio y Hierocles. Esta recopilación contiene la traducción castellana, a partir de una revisión crítica del texto griego, de las tres exposiciones tradicionales de las éticas estoicas, compuestas por Ario Dídimo, filósofo de la corte del emperador Augusto, en su Epítome de ética estoica, probablemente la descripción más precisa sobre la figura del sabio y sus virtudes, junto al «doxógrafo» Diógenes Laercio, en el libro VII de sus Vidas de los filósofos ilustres, y Hierocles, autor de un tratado intitulado Elementos de ética, donde ofrece una presentación de la doctrina clásica de la familiaridad, acompañada de varios ejemplos extraídos del comportamiento animal. Los estoicos se interesan no solo por la teoría moral, sino también fundamentalmente por la práctica moral. En sus éticas afirman que el fin último de la vida humana consiste en «vivir conforme a la naturaleza», es decir, vivir una vida virtuosa no haciendo nada en contra de la naturaleza y viviendo una vida en armonía con el universo. Para los estoicos, las virtudes y las partes de la filosofía se implican recíprocamente, ya que la virtud es a la vez un conocimiento y una disposición. A cada uno de nosotros corresponde llevar a cabo su «acto debido», que consiste en lo que la razón prescribe, y de los actos debidos surge la coherencia de los principios de la acción.
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