Hypnos, el sueño, el hijo de la noche, se asoma a la ventana en este libro de María Sanz para mirar los paisajes del alma, para ensimismarse en las galerías del recuerdo, para transfigurarse en una soledad más alta que el dolor, más honda que la sombra que delimita el perfil del vacío.
Para ver cómo ofician la realidad y el deseo su liturgia triste en el recinto corporal de quien conjura la noche y la llena de palabras, en un nocturno conmovido que iluminan las altas hogueras de diciembre, que serán ceniza mas tendrán sentido.
Como estos versos de María Sanz, templados en la fragua ardiente de los sueños perdidos, en los espejismos que nacen con rumor de manantiales. Los poemas de este libro, intensos, delicados, contenidos, levantan una tregua de antorchas frente al miedo, oponen su torre de palabras a un desierto de arena, esa antigua metáfora del tiempo.
Con Hypnos en la ventana, María Sanz (Sevilla, 1956) alcanza su trigésima publicación poética. Otros títulos suyos recientes son Tu lumbre ajena (2001), Dos lentas soledades (2002), Tempo de vuelo sostenido (2004), Mínimo sol de invierno (2006), Voz mediante (2006), Luna de Capricornio (Antología 1981-2006) (2007), Lance sonoro (2007) y Lienzos de cal (2008). Ha obtenido algunos de los premios más destacados del panorama literario español, además de figurar en diversas antologías y estudios poéticos, y su poesía ha sido traducida al polaco, inglés, italiano, portugués, chino y braille.