Zorrilla defendió la libertad poética en sus dramas
y en su poesía: se dejó
siempre llevar por su gran imaginación, que casi nunca sometió al control de la
razón, y arrastrado por esa
fuerza creadora, pocas veces
respetó las reglas y principios
tan característicos del
neoclasicismo. Asumió como nadie los ideales del patriotismo, el cristianismo
y el medievalismo, muy
presentes en toda su
producción, desde la
dramática a la lírica. A pesar de sus numerosos exilios voluntarios, amó a su patria
y abogó por su unidad cuando creyó que podía romperse. Este volumen incluye exclusivamente la poesía
lírica de Zorrilla, esto es, los poemas menos narrativos y más personales: algunas de las composiciones orientales más cortas y con una mayor carga lírica, y también la mayor parte de los poemas dedicados a sus dos grandes amores, Emilia Serrano y María de la Paz Adalid.
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