El destino de Manuel Girón Bazán fue uno de los muchos que se vieron alterados en España por el comienzo de la guerra civil en julio de 1936.
La guerra iba a separarlo de su ocupación en el campo para convertirlo primero en un luchador en el frente de Asturias y después, al finalizar la contienda, en un guerrillero antifranquista. Durante sus años como fugitivo se alumbró el «mito Girón», con el que se agrandó y sublimó la historia de una víctima más de la guerra civil, de un hombre que, a falta de oportunidades de reinserción, protagonizó una larga y azarosa peripecia de huida llevando hasta sus últimas consecuencias un desigual combate contra el franquismo, incluso cuando carecía ya de la posibilidad más remota de éxito.
Las andanzas de Manuel Girón no son concebibles sin la comarca leonesa en la que se escondió durante sus años como maquis, La Cabrera, un espacio de montaña por entonces casi inaccesible que se extiende por el noroeste de la provincia de León en su límite con Zamora. La guerra civil española perduró en este rincón olvidado mucho después de 1939. En esta casi «selva» inexpugnable es donde tendrá lugar La agonía del león, narrada hoy con gran rigor histórico por Carlos G. Reigosa.
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