Federico García Lorca terminó “La casa de Bernarda Alba” el 19 de junio de 1936, es decir, dos meses antes de ser asesinado. El escritor granadino estaba convencido de haber hecho una de sus mejores obras, un “drama rural” que se ocupa de temas graves como el sufrimiento y la muerte de los seres humanos, pero también aborda el amor imposible, el atávico deseo de conservar el honor, el libre albedrío de la mujer ante el varón dominante… De esta obra afirmó Gonzalo Torrente Ballester en su momento que era “la pieza más importante de nuestro teatro contemporáneo”.
(Edición de Antonio A. Gómez Yebra)