A finales de los años 90 se generó un fuerte movimiento en varias áreas de la Psicología para promover la investigación de las fortalezas y aspectos positivos del ser humano. Bajo el nombre de Psicología Positiva se está vertebrando una aproximación a la investigación psicológica en la que el foco es la integración del estudio de las fortalezas humanas, las emociones positivas y, en último término, el bienestar. En este nuevo impulso figuran economistas, filósofos, investigadores sociales y de la medicina, agrupando esfuerzos hasta ahora dispersos y carentes de una estructura teórica.
Esta empresa podría parecer utópica o lastrada por valores morales o filosóficos pero hay un obstinado interés por anclarla en el dominio de la investigación más rigurosa pues se trata de que podamos ofrecer respuesta a algo tan central en nuestras existencias: qué tenemos de bueno y cómo podemos usar esos dones para construir buenas vidas y hacer un mundo mejor.