En Hibernia, los sidhe, seres dotados de magia, son perseguidos hasta la muerte por la Corte humana. Alanna lo sabe bien. Lleva veinte años huyendo y escondiéndose por culpa de lo que su familia lleva en la sangre, y lo único que le importa en la vida es pasar desapercibida y proteger a su hermana pequeña, Caeli. No tiene tiempo para nada más:ni las políticas abusivas del reino ni las desgracias ajenas. Al menos hasta que la mismísima Cacería Salvaje, los asesinos de sidhe por excelencia, entra en la panadería en la que las hermanas trabajan.
Todo da un giro espantoso cuando la diosa de la guerra, Morrigan, se lleva a su hermana y Alanna se ve obligada a tomar una difícil decisión: asociarse con la Hermandad, la organización rebelde que trabaja contra la Corte y rescata a sidhe a lo largo y ancho del reino. Se jura que solo los utilizará el tiempo necesario para recuperar a Caeli y regresar a su vida, pero algo imprevisto sucede cuando ella y uno de los cazadores se miran a los ojos por primera vez.
Algo de lo que tal vez no pueda huir tan fácilmente.
Maddox es un problema andante. Está metido en asuntos de los que Alanna no quiere oír ni hablar, escarba constantemente en sus secretos más oscuros. Es demasiado alto, demasiado atractivo, y tiene dos cosas que sabe que solo atraerán más desgracias: alas.
Dos enormes e imponentes alas de dragón.