Con “La gaviota” se abre en España el camino hacia la novela realista del siglo XIX. Es al mismo tiempo una novela de costumbres, una novela regional y, en cierto sentido, de tesis. A la manera de Balzac, por quien la autora siente gran admiración, trata de presentar de forma realista conductas humanas enmarcadas en un determinado contexto histórico y social. Su apoyo a determinadas opciones religiosas (catolicismo tradicional), morales (condena del amor-pasión y del adulterio), políticas (visión irrisoria de los políticos liberales) y de clase (sublimación de la conducta de los nobles) le valió la crítica negativa de ciertos intelectuales cuyos prejuicios ideológicos primaron sobre la calidad artística del texto.
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